Morozko (Морозко) es un cuento tradicional eslavo oriental,
uno de cuyos protagonistas vendría a ser el frío en cuanto fuerza de la
naturaleza personificado en un anciano, a veces el dueño del reino del invierno;
es el mismo arquetipo de Ded Moroz (Дед Мороз).
Alexander Afanasiev (Алекса́ндр Никола́евич Афана́сьев)
recogió varias versiones tradicionales del cuento, publicándose dos de ellas, las
nº 95 y 96 recogidas en , de su compendio de cuentos populares rusos (Народные
русские сказки, 1873), procedentes de de la provincia de Novgorod (Новгоро́дская
губе́рния) y de la provincia de Kursk (Ку́рская губе́рния). Sin embargo, un
análisis de las informaciones recogidas por folkloristas, muestran la
existencia de al menos unas cuarenta variantes rusas, treinta de Ucrania y once
bielorrusas.
En los relatos publicados por Afanasiev la trama general, con múltiples variantes, parte de
una madrastra malvada, que quiere deshacerse de su hijastra, Marfushka (Марфушка),
una niña trabajadora y de buen corazón, en beneficio de sus propias hijas y
para ello convence a su marido para que la lleve al bosque y se convierta en la
esposa de Morozko. El marido, un hombre mayor y débil, teme a su mujer y
obedece llevando a la niña al bosque y dejándola bajo un árbol y regresando a
casa. Aparece Morozko y al ver a la niña, la pregunta si tiene calor o frío; Marfushka
responde de acuerdo a su carácter, educada y gentilmente y Morozko la abriga y
cuida de ella.
Morozko (Морозко), edición de 1909 .
Al día siguiente, el padre regresa al bosque y encuentra a
su hija viva, alegre y con salud y colmada de regalos. Cuando la madrastra
tiene noticia de ello, del elegante abrigo que lleva y del resto de regalos que
ha recibido Marfushka, decidió mandar a sus propias hijas al encuentro de
Morozko. Cuando se encuentran con él, éste les pregunta si tienen calor, pero
ellas le contestan arrogante y groseramente y en respuesta, Morozko las congela
hasta la muerte.
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