El 30 de junio de 1908, algo ocurrió en Tunguska, en Siberia central. En torno a las siete de la mañana, se produjo una explosión tan intensa que fue capaz de romper ventanas y derribar a personas y animales situados a distancias de 400 kilómetros. En algunas regiones rusas, durante varios días, las noches tenían una luz tan intensa que era posible incluso leer sin luz artificial. Los movimientos sismográficos fueron detectados hasta en el Reino Unido, y los Astrofísicos del Monte Wilson, en Estados Unidos, constataron una reducción durante varios meses de la transparencia atmosférica.
Área de devastación en Tunguska
Los únicos testigos fueron los habitantes de la etnia Tungus, nómadas de origen mongol, que aseguraron que del cielo cayó algo que brillaba como el sol. Muchos de ellos murieron por enfermedades, achacadas posteriormente tanto a la viruela como a contaminación radiactiva.Se han lanzado casi 30 hipótesis y teorías sobre lo ocurrido allí a principios del siglo XX, destacando la de un cometa rico en deuterio, lo que le habría hecho explotar como una bomba de hidrógeno natural. Una expedición italiana, en 1999, aseguraba que el lago Chenko (al parecer desconocido hasta 1928) es el resultado de la caída del bólido o más bien de uno de los fragmentos de aquello que cayera, cometa o meteoro. Sin embargo, no se ha recuperado ningún fragmento, por lo que se supone que se pudo tratar de algún tipo de objeto formado por hielo, que explosionó antes de tocar la superficie siberiana, y de ahí la ausencia de cráter. Lo único claro es que algo explosionó con una fuerza de 15 megatones en una zona boscosa, conviertiendo 2150 kilómetros cuadrados en un erial. ¿Qué ocurrió en Tunguska?
No hay comentarios:
Publicar un comentario